Cuando un grande se va.
- tercerstrikee
- 24 abr
- 4 Min. de lectura
Por Mr. Strik3
La lealtad es uno de los valores que hoy en día, se encuentran en peligro de extinción y es que en mundo tan cambiante y efímero, las historias de aquellos que se mantuvieron fieles a una sola causa, retumban en la posteridad; pocos casos en el deporte moderno hemos tenido de jugadores que defienden con una lealtad insipiente los colores del equipo de sus amores hasta el último momento, al pensar en ello surgen nombres como el de; Francesco Totti, quien portó la camiseta de la Roma hasta el final de su carrera profesional o Koby Bryant quien toda su carrera lucio los colores de los Angeles Lakers, quienes dejando a un lado sus números siempre tuvieron ese algo que muy pocos tienen y es la pasión de defender una sola institución pero en cuanto a beisbol se refiere es inevitable pensar en la historia de Arturo López, pelotero de un solo equipo, que se mantuvo fiel a la causa infernal asumiendo el rol de aquel eslabón que unía la cadena, siendo el caballo de guerra de una organización mefistofélica que siempre se ha caracterizado por tener dentro de sus filas a peloteros insignias que representan los valores de la institución.
En días recientes, los aficionados escarlatas y de las 108 costuras en general, vivieron una de las despedidas más significativas y emocionales de los últimos años; el grande Arturo López, pitcher zurdo de condiciones buenas que siempre estuvo a tiro de guerra en el departamento de pitcheo escarlata, anunciaba su retiro de los diamantes de forma definitiva, quien se despedía entre el jubilo del respetable y al ritmo de la icónica canción de José Alfredo Jiménez; “El Rey”.
Después de un paso por ligas mayores, Arturo López se enfundó con la franela escarlata durante 16 temporadas, lapso en los que conquistó 3 campeonatos con la novena infernal: 2008, 2014 y el más reciente 2024, logro que solo pocos peloteros han podido alcanzar. Asimismo, tuvo la dicha de jugar en tres de los cuatro estadios donde Diablos Rojos del México ha instaurado su infierno; el Foro Sol, el Estadio Fray Nano y la actual casa de la novena endiablada, el estadio Alfredo Harp Helú.
En un béisbol que se está reinventando, donde hoy en día los peloteros son intercambiados por las organizaciones ya no solo por cuestiones de estrategia deportiva si no de marketing también y donde los jugadores tiene que aportar más allá de lo deportivo, López siempre estuvo ahí de la mano de una organización como Diablos Rojos del México, que tuvo la paciencia suficiente con el serpentinero zurdo y entendió a la perfección los momentos anímicos por los que pasaba Arturo López, quién más allá de sus números, siempre se mostró como una fiel imagen de los valores de la institución, demostrando pulcritud en sus actuaciones, dentro y fuera del diamante y siempre con esa actitud servicial de mostrar a los más nuevos el conocimiento adquirido a lo largo de los años, por lo que las oportunidades para demostrar sus cualidades siempre estuvieron presentes, demostrando así que portó con orgullo las letras del México en su jersey y es que como dicen; “lo difícil no es llegar, lo difícil es mantenerse” y López lo supo hacer de buena forma, entendió como emocionar al respetable con sus lanzamientos y respondió cuando la causa roja así lo necesitaba, dejando cuerpo y alma por el equipo hasta el último de sus días como profesional.
Arturo López es de esos jugadores de molde, de aquellos que ya es muy difícil encontrar, de esos peloteros que se dan cada tanto tiempo, siempre con un porte serio y respetable, siendo de esos peloteros que viven y disfrutan el deporte al máximo, que lo hacen por pasión más que por otra cosa, no solo jugando pelota veraniega sino también desempeñándose en el circuito invernal en donde dejo buenos números con la franela de los Yaquis de Ciudad Obregón, mostrando siempre ese sello característico de elegancia a la hora de arribar al montículo.
El “hombre de los mil innings”, quien se ganara ese titulo a base de esfuerzo y pundonor, pues a lo largo de su carrera lanzó poco mas de mil innings, acabando con un porcentaje de carreras limpias permitidas de por vida en Liga Mexicana de Béisbol de 5.39, labor no menor ya que gran parte de su carrera lanzó en la Ciudad de México, un territorio que puede llegar a ser un dolor de cabeza para los serpentineros, siendo su mejor temporada la campaña 2008, donde terminó con un porcentaje de carreras limpias permitidas de 3.45 y con una marca de nueve victorias por tres descalabros. Culminó su carrera con un récord de por vida de setenta y dos juegos ganados por sesenta y nueve perdidos, de igual forma se convirtió en el sexto pitcher en la historia del equipo escarlata con más de 700 ponches recetados, fue convocado en cinco ocasiones al juego de estrellas de la Liga Mexicana de Béisbol y se encargó de iniciar los primeros juegos en la historia de los estadios Fray Nano y Alfredo Harp Helú, con eso y más se despide el “Rey Arturo” para unirse a una base de peloteros históricos que defendieron la casaca endiablada con creces, dejando así un gran recuerdo para la afición infernal que no olvida.
Porque en el béisbol siempre habrá una nueva oportunidad, un nuevo turno al bat y un nuevo inning que afrontar, hoy Arturo López cuelga los spikes para tomar un rumbo diferente y tomar aires nuevos ahora como analista de pitcheo dentro de la institución que lo arropo durante tantos años pero la historia del hombre de los mil innings siempre retumbará en el corazón de los aficionados escarlatas ya que la pelota tiene memoria y dentro de esta, el “Rey” Arturo tendrá un lugar en una de las vitrinas de la historia de los Diablos Rojos del México.
Comments