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El adiós de Roberto Mansur.

  • Patty War.
  • hace 7 días
  • 3 Min. de lectura

Por Patricia Guerra Frese

 

De los diecisiete campeonatos que han ganado los Diablos Rojos del México, el Lic. Roberto Mansur Galán fue artífice de diez. Eso es mucho decir, pues nadie ha ostentado tanto éxito en la Liga Mexicana de Beisbol. A lo largo de las treinta y siete temporadas en las que el cordobés estuvo a cargo del aspecto deportivo del club, el porcentaje de ganados y perdidos en temporada regular promedió 0.607. Esto es 2,604 ganados por 1,688 derrotas. Tampoco puede olvidarse el récord de 33 temporadas consecutivas sin faltar a playoffs. Hasta aquí vamos bien.

Don Roberto fue el personaje más poderoso del béisbol mexicano durante cuatro décadas. Ni se molesten en mencionar el invierno, ni a los Ley, ni nada: Era Mansur, quien además hizo mancuerna durante mucho tiempo con el ya finado Pedro Treto, de oscura memoria. Hay que recordar el episodio de la ANABE, tema que casi no se toca en charlas beisboleras actuales y en el que don Roberto tuvo activa participación (contra los anabistas, claro está).

Cuando en 1994 el cordobés tomó la atinada decisión de asociarse con Alfredo Harp, su vida se volvió más fácil porque con su pequeño porcentaje de participación podía mover a su antojo todo el aspecto deportivo del equipo y sin arriesgar su capital.

Aquí es donde ya vamos de bajada. Las prácticas de manejo de prospectos durante su gestión fueron leoninas, por llamarlas de un modo gentil. Cientos, tal vez miles de muchachos vieron truncada su carrera por sus decisiones y, hay que decirlo, su desmedida ambición. Con la “firma” de jóvenes talentos, Mansur aseguraba que, si alguno sobresalía, el producto de la venta del pelotero a un equipo de MLB le representara (a él) varios millones de dólares, pero si no se interesaban por ellos, tampoco los dejaba firmar con otro equipo.

El manejo de extranjeros en Diablos fue de escándalo. Cobijado por las exitosas temporadas y los campeonatos (uno cada 3.6 años), podía darse el lujo de tener algunas sin ganar. «Así es el beisbol, se pierde y se gana», supongo que le explicaba a su socio. «No encontramos extranjeros de calidad, nadie quiere venir a México», mientras desfilaban bultos insufribles por el roster. A veces duraban un mes, o semanas o un par de juegos.

Su relación con la prensa era transparente (sin sarcasmo lo escribo). Con ojos y oídos puestos en todas partes identificaba a los periodistas y cronistas negativos. A quienes se atrevían a cuestionarlo… pobres de ellos, pues su furia e influencia eran imbatibles. Muchos medios recibieron la llamada del todopoderoso para solicitar la baja de algún famoso cronista de frases hechas cuyo apellido empieza con la letra “L”, o de una rijosa editora, o de quien fuera. Sus exclusivas iban para los consentidos, con todo y su respectiva hortaliza cucurbitácea (chayote). Sospeche usted de los panegíricos que se publiquen en estos días invocando sus grandes glorias porque seguramente los escribe un beneficiado de dicha hortaliza.

La sima de su poder sobrevino por la necedad de retar los principios de Henri Fayol, especialmente el de la «unidad de mando». En una organización no puede haber dos directores porque se empieza a perder la autoridad de alguno. En el organigrama de Diablos había un Presidente Ejecutivo, un Vice Presidente Ejecutivo, un Vice Presidente Adjunto, pero quien realmente tuvo el mando por décadas recibía el título de Gerente General.


VILLAHERMOSA, TABASCO 23 DE SEPTIEMBRE 2012. ROBERTO MANSUR DE LOS DIABLOS ROJOS DEL MEXICO EN LA CONVENCION DEL BEISBOL MEXICANO. FOTO ENRIQUE GUTIERREZ/AGENCIA 2.8.
VILLAHERMOSA, TABASCO 23 DE SEPTIEMBRE 2012. ROBERTO MANSUR DE LOS DIABLOS ROJOS DEL MEXICO EN LA CONVENCION DEL BEISBOL MEXICANO. FOTO ENRIQUE GUTIERREZ/AGENCIA 2.8.

Así las cosas, los problemas de poder y de autoridad se multiplicaron al grado de reflejarse en los resultados deportivos del Diablos y las dos peores temporadas en 30 años del equipo capitalino tuvieron consecuencias. Don Alfredo tomó entonces una decisión que seguramente fue difícil, aunque en este mundo cruel, todos somos necesarios, pero nadie es indispensable.

Después de su partida del equipo en 2017, el Diablos no levantó una copa Zaachila durante siete largas temporadas. Ese es el tiempo que tardó el equipo en encontrar la fórmula ganadora que lo llevó a tener la mejor temporada, no solamente de Diablos, si no de la historia de la hoy centenaria Liga Mexicana de Beisbol. Ya nadie mencionó a don Roberto.

Hoy falleció un hombre cuyo nombre no puede separarse de la hoja de vida de la Liga Mexicana de Beisbol y del Diablos Rojos del México, descanse en paz, Roberto Mansur Galán.


 
 
 

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