Es preocupante la ola de violencia que se ha desatado esta temporada en los distintos
parques de pelota de la Liga Mexicana de Béisbol, cada vez es más común ver a
“asistentes inadaptados” sacar sus frustraciones y faltarles el respeto a los peloteros,
justificándose en la burda idea de que pagaron un boleto y tienen derecho de hacerlo,
pero ¡el derecho de uno acaba, donde inicia el del otro!
Es cierto que la popularización del deporte de las 108 costuras en épocas recientes, ha
ayudado a su desarrollo y a que nuevos adeptos lleguen a los parques de pelota, lo que
se traduce en mayor difusión e ingresos para los equipos que integran el circuito, pero hay
que tener cuidado con el crecimiento exponencial que se está dando, porque ello también
ha traído consigo nuevos conflictos y uno de ellos son los asistentes que no terminan de
dimensionar que el rey de los deportes es algo completamente familiar y donde el respeto
debe de prevalecer siempre, asimismo como en todo recinto donde convergen más de dos
individuos, hay reglas que se tienen que respetar de forma casi religiosa, más aún cuando
de béisbol se habla, ya que en el deporte hay reglas no escritas que se han ido
transmitiendo de generación en generación y eso les ha dado un mayor peso; siendo una
de ellas que el respeto entre aficionado y pelotero nunca se puede romper.
Cosa que en estas últimas semanas no se ha visto, ya que se han dado varias situaciones
en diferentes plazas del país, donde algunos asistentes se toman la libertad de agredir al
pelotero a diestra y siniestra simplemente por hacer su trabajo (quizá no de la mejor
manera pero eso no es justificante), para muestra un botón; el caso del Wilfrín Obispo y el
pseudo aficionado en León, donde la polémica se desato a raíz de la necia exigencia del
“aficionado” al pelotero dominicano para que le regalara una bola, y al no suceder así, las
agresiones y comentarios racistas por parte del asistente no se hicieron esperar y todo
culmino en la mala reacción del serpentinero y la subsecuente sanción para él y el veto
para el “aficionado”, y ese solo ha sido uno de muchos casos que se han visto en los
parques de pelota, si bien este hubo consecuencias de por medio, cada vez es más
común, escuchar como algunos inadaptados emiten comentarios poco amigables
respecto de los peloteros y hasta se toman la osadía de confrontarlos directamente,
muestra de ello es lo acontecido en el juego 3 de la serie entre Diablos Rojos y Pericos de
Puebla, donde en televisión nacional se pudo apreciar como un asistente ajeno al deporte,
de forma grotesca va y encara al piloto del equipo emplumado y le dice hasta de lo que se
va a morir o al asistente desubicado que se la paso haciendo señas obscenas en la
cámara o aquel grupito que traía un láser y le pareció divertido incomodar a los
serpentineros mientras desempeñaban su labor y todo ello gracias a que la seguridad del
estadio no se hizo presente ni tomo las medidas necesarias para frenar tales actuares.
Hay que ser congruentes y como se le exige al pelotero que se comporte a la altura y
mantenga siempre el respeto con el aficionado, también hay que exigirles a los asistentes
que acuden a los parques, se comporten de igual forma y entiendan que no tienen el
derecho de agredir o faltarles el respeto a jugadores, ya que ellos solo están haciendo su
trabajo y como en todo trabajo merecen respeto y que su trabajo sea dignificado.
Es fundamental que se tomen cartas en el asunto antes de que esto vaya a más y
terminemos viviendo algún episodio hostil en un algún estadio de béisbol, es ahora
cuando la liga, las organizaciones y nosotros como aficionados al deporte de las 108
costuras debemos tomar acciones y no permitir que se siga ensuciando tan noble deporte;
la propia LMB y los equipos que la integran deben de establecer sanciones claras y
estrictas a todos estos pseudo aficionados que creen que es gracioso replicar este tipo de
actitudes groseras y si es necesario vetarlos de los estadios, que se haga; “una flor no
hace el ramo” y de igual forma nosotros como aficionados debemos inculcar en los
nuevos y viejos asistentes, estas actitudes de respeto y buen comportamiento en el
parque, trasmitamos las cosas buenas y el amor por “doña Blanca”, está en todos
nosotros seguir manteniendo un sano ambiente y hacer del rey de los deportes algo noble
y familiar.
Disfrutemos el Rey de los Deportes y no lo ensuciemos.
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